sábado, 21 de junio de 2008

Cerrar los ojos


- ¡Tienes mucho carácter!- me dijo Mag ya un poco más enfurecida. Yo no quería impacientarla con mis dudas. En realidad, no esperaba que Mag se agitara. De hecho, Mag nunca pierde los estribos. Mag escucha. Mag entiende. A Mag le gusta estar conmigo.
A veces, cuando damos un paseo por el río, Mag empieza a correr y yo la sigo con todas mis fuerzas. Ella siempre gana. Cuando llega a la meta grita, grita muy fuerte, grita de tal manera que todos los pajaritos en el río alzan al vuelo y los camiones del puente empiezan a tocar el claxon. Es la única carrera de mi vida que me gusta perder.

- No quiero volver a verte- me dijo Mag aquel día. No la entendí y traté de cogerla de la mano. En ese momento, me pareció ver que sus ojos se oscurecieron y su sonrisa desvaneció en cuestión de segundos. –Contigo no soy persona - me dijo con un tono más grave. Seguía sin entenderla y me puse a reír con todas mis fuerzas. Me gusta reírme cuando estoy nervioso. Me sostengo la barriga y cierro los ojos con todas mis fuerzas. Siempre me ha parecido que, en esos momentos, mi vida se detiene unos segundos y que el cielo se abre ante mí. Sí, sin duda me gusta reírme, pero ese no era el momento, porque cuando los abrí, ella ya no estaba.

Mi abuela decía que yo nunca he sabido distinguir ni el límite de las cosas, ni de las personas. Por eso, de pequeño, tardé tanto en comprender porque las personas no podían volar o porque no podían vivir de bajo de agua. Siempre he querido tener el control sobre todo, aunque la realidad u otras personas me lo impidieran. Mi abuela también me decía- intransigente- pero esa palabra nunca la llegué a entender. De hecho, Mag compró un diccionario, poco antes de que nos mudáramos a la ciudad, pero nunca pude buscar la palabra porque creo que Mag lo tiró a los pocos días. Recuerdo que lo puso en la estantería del estudio donde tengo todos mis insectos disecados. No me gustó esa idea. Me enfurecí. Me puse nervioso y cerré los ojos riéndome para poder liberar la tensión. La vida se detuvo durante unos segundos y cuando los abrí los ojos, Mag estaba en el suelo con los suyos cerrados y el libro sobre el tórax. Me la llevé en brazos al dormitorio y cuando se despertó le pregunté si le había hecho daño pero su silencio me dio a entender que no.

Hoy Mac no ha vuelto. Ya he buscado la palabra intransigente y sigo sin entender lo que significa...

2 comentarios:

Pablo Herrera dijo...

Me encanta como escribes Rosa :D


El primer párrafo me suena autobiográfico :P


Besitosss

Anónimo dijo...

me gusta cuando te ríes!! a mi me da igual q seas intransigente. pERO SI nO TE RÍES, me enfado!